DI-029 - Estudio de residuos de plaguicidas y otros contaminantes microbiológicos en la hoja de coca producida en los Yungas y Norte de La Paz y el Trópico de Cochabamba

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La hoja de coca es una planta originaria de Sudamérica. Existen evidencias de su utilización desde tiempos
prehistóricos en la región andina hasta la fecha, en los territorios que actualmente conforman los estados de
Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay y Brasil. La hoja de coca juega un importante papel en las sociedades andinas debido a sus diferentes usos (principalmente medicinales y ceremoniales) y suele ser distribuida y «acullicada» en las reuniones sociales.
Estos usos tradicionales cuentan con una difusión extraordinaria en la sociedad boliviana, con lo que la
demanda de hoja de coca ha tomado con el tiempo un peso considerable, tanto en la economía nacional como en la economía de las familias productoras de aquellas zonas que cuentan con la debida autorización para la producción. La masticación de la coca o -coloquialmente- «acullico» es una práctica muy común en Bolivia, pese a lo cual no existen datos recientes relativos a los niveles de consumo de hoja de coca cuya finalidad, precisamente, sea ésta.
Los datos estadísticos más recientes relativos a los niveles de consumo de hoja de coca para la masticación se encuentran en el «Estudio Integral de la Coca» realizado por la Secretaría de Coordinación del CONALTID (y financiado por la Unión Europea) en el año 2013. En este estudio se menciona que tres millones de personas utilizan habitualmente hoja de coca y que, de este total, el 37% utiliza la hoja de coca para el «acullico». Si tomamos como referencia la información de las cantidades comercializadas en los mercados autorizados publicada en el último informe Anual de Monitoreo de Cultivo de Coca de la UNODC (19.274 2 toneladas), podríamos estimar que -al menos- siete mil toneladas se destinan anualmente al acullico y la masticación.
En la actualidad, la hoja de coca comercializada en los mercados no está sujeta a ningún control sanitario, ni
de certificación de inocuidad alimentaria, por lo que se trata de un producto cuyos niveles de toxicidad para el uso humano son absolutamente desconocidos. Pese a que la estimación relativa a las cantidades de hoja de coca consumidas por el «acullico» no deja de estar basada en cálculos subjetivos, es evidente que -en Bolivia una amplia parte de la población consume un producto que no dispone de la certificación y controles sanitarios necesarios para garantizar su seguridad.

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